El mundo ha emprendido el camino de la transición energética donde la
producción de electricidad a partir de fuentes de energía renovable no
convencionales (ERNC) como la solar, se ha convertido en un objetivo explícito en
los planes energéticos de muchos países. En esta línea, EPM en su constante
búsqueda de soluciones incluyentes para los usuarios de los estratos 1, 2 y 3,
abordó un proyecto piloto con actores del ecosistema de innovación cono la
Universidad EIA, y las empresas ERCO y NEU, que hacen parte del programa
Ventures EPM, con el apoyo internacional del Reino Unido. Se trata de la primera
comunidad energética ubicada en el barrio El Salvador de Medellín -– Colombia,
que actualmente genera energía solar y la inyecta al Sistema Interconectado
Nacional (SIN) bajo la figura de generación distribuida y así, recibe un
reconocimiento económico por esa energía.
nuevos modelos de prestación del servicio de energía centrados en el usuario
y soportados en recursos renovables, son fuente de innovación en la
comercialización de energía y es un reto su aplicación en el mercado colombiano.
Con esta visión se estructuró durante el año 2020 una propuesta de trabajo que
incluye el desarrollo de un proyecto piloto de Comunidad Solar a partir de recursos
energéticos distribuidos, medición inteligente y una plataforma digital de gestión de
la energía, para ser adelantado con usuarios residenciales de bajos ingresos de la
ciudad de Medellín.
Gracias al trabajo conjunto con los usuarios y al tejido social que tiene esta
comunidad, la energía generada en tres techos y dos generadores distribuidos
que inyectan energía a la red a través de dos transformadores de EPM, benefician
24 familias, quienes son las primeras micro productoras de energía en el país en
un esquema de comunidad solar.
Una solución que acerca a la tecnología solar y digital
El esquema de comunidad solar implementado en el barrio El Salvador, permite
acercar la tecnología solar a los usuarios de estratos socioeconómicos 1, 2 y 3,
superar barreras crediticias, físicas, entre otras, logrando economías de escala,
considerando la demanda energética de la comunidad y satisfaciéndola total o
parcialmente con un kWh producido conjuntamente, que resulta más económico
que si cada miembro de la comunidad lo instalara individualmente.
La participación de la comunidad en el piloto es voluntaria, los contadores de sus
viviendas cambiaron a medidores inteligentes, dispusieron de tres techos de sus
viviendas para instalar 43 paneles solares y dos generadores distribuidos que
benefician a 24 familias. Con la comunidad se acuerdan las reglas frente a la
distribución de los beneficios y a través de una plataforma digital monitorean la
cantidad de energía que están inyectando a la red y gestionan la distribución entre
sus miembros de los ingresos que están produciendo
Gracias a la medición inteligente y a la plataforma de gestión, los miembros de la
comunidad tienen acceso en línea 7 por 24 horas a la información de consumo y
de generación, tanto de la generación distribuida como del consumo, y pueden
visualizar vía web o a través de un App, las variables más relevantes de la
generación, así como el consumo de energía.
A partir de la puesta en operación de la comunidad solar incluyendo su generación
distribuida, el valor percibido por la energía que se inyecta a la red a través de un
sistema de puntos, se convierte en una fuente de ingresos para la comunidad que
pueden ser usados para pagar la factura de energía a final del mes, o para
mantenimiento del sistema solar, o pueden ser donados a otro miembro de la
comunidad para que pague con esos puntos parte de la factura de energía.
Además del aspecto económico, se generan beneficios sociales y ambientales con
esta solución.
Un piloto con visión de futuro
Esta iniciativa tiene entre sus objetivos crear una base de evidencia para la
aplicación de sistemas energéticos centrados en el usuario en el contexto
colombiano, obtener datos y evidencias para proponer figuras que permitan la
sostenibilidad de los proyectos solares comunitarios en Colombia, considerando
las características culturales y específicas del país de una manera que sea
beneficiosa tanto para los usuarios como para la empresa de servicios públicos
que atienda la zona donde operan. Así mismo, busca recorrer por primera vez en
el piloto, el proceso de conformación y operación de una comunidad solar para dar
señales al sector, respecto a los aspectos a fortalecer, ajustar, movilizar o las
capacidades a desarrollar ante el ingreso de nuevas formas de comercialización
de energía como las comunidades solares.
La posibilidad que tienen los usuarios para inyectar energía a la red eléctrica bajo
la figura de generadores distribuidos y recibir un reconocimiento económico por
esa energía de acuerdo con las reglas establecidas, genera expectativas a
muchos usuarios y empresas del sector para satisfacer esta demanda, esto
implica un reto para que el regulador cree la plataforma normativa para dinamizar
estos esquemas innovadores que promueven el desarrollo de las comunidades,
favorezcan la transición energética, aporten a la descarbonización de la economía
y abran posibilidades en todas las geografías.